¿Cuándo es mejor no ganar? Cuando todo el caso de negocio, incluidas sus posibles ampliaciones futuras,
resulta ser no rentable. Si debemos vender algo a un cliente con pérdidas y, al mismo tiempo, no obtenemos
ningún beneficio futuro, no tiene sentido seguir adelante con la oferta.
La teoría empresarial establece que cada venta debe representar una situación ganar-ganar
para ambas partes. Por lo tanto, si el cliente espera ser el único beneficiario mientras nos pone en una
posición desfavorable, no podemos aceptar participar en una negociación en tales condiciones.
Pero, ¿cómo definir si nuestra oferta es desventajosa para nosotros? Debemos calcular todos los costos
involucrados y evaluar los riesgos asociados.
Naturalmente, el costo incluye la compra de los productos que ofrecemos al cliente. Sin embargo,
también hay otros gastos a considerar, tales como:
- Coste del comercial que negoció la oferta.
- Coste del empleado que elaboró el presupuesto.
- Coste del personal adicional: diseñador del proyecto, departamento financiero, recepcionista, personal de limpieza, etc.
- Costes generales de la empresa.
Un paso ideal es calcular su costo total por hora. Esto le facilitará futuras estimaciones.
Aquí tiene un ejemplo de desglose del costo total por hora:
- Coste mensual de los empleados: $15,000.00
- Alquiler de oficina: $1,500.00
- Flota de vehículos: $2,300.00
- Contabilidad: $600.00
- Otros gastos: $1,000.00
- Gastos totales mensuales: $20,400.00
Si tenemos 5 empleados a tiempo completo trabajando 8 horas al día, generan un total de 40 horas de costos diarios.
¡Atención! Esto representa gastos, no trabajo productivo. Generalmente, solo entre el 50 % y el 70 %
del tiempo se traduce en trabajo efectivo.
Si consideramos un promedio de 21 días laborales al mes, sabemos que los empleados generan 40 x 21 = 840 horas de costos totales mensuales.
El costo total por hora sería: $20,400.00 / 840 = $24.29. Si un empleado dedica 2 horas a la elaboración de un presupuesto, hemos invertido $48.58 en él, independientemente de si la oferta se cierra con éxito o no.
Nunca olvide este cálculo. Si incluye en sus presupuestos no solo los precios de compra de los productos, sino también los costos asociados (ocultos para el cliente, por supuesto), podrá evaluar con mayor precisión cuándo una oferta ganada es realmente una victoria.